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LA CONEXIÓN EMOCIONAL Y ENERGÉTICA DE LOS CABALLOS

Las investigaciones sugieren que los primeros antepasados del caballo se sitúan casi 60 millones de años atrás, siendo entonces un animal de entre 20 y 40 cm de alto, y que fue domesticado hace más de 5.000 años.

A lo largo de su historia, al tratarse de animales de presa, han tenido que ir desarrollando grandes habilidades para evitar ser cazados.

Su supervivencia depende de su capacidad para detectar cualquier incongruencia en el entorno, por lo que necesitan recoger información de él constantemente. También necesitan vivir en manada y tener una comunicación clara y continua entre los miembros para estar a salvo de los depredadores.

Una de las maneras en que se comunican entre ellos es a nivel emocional ya que, como veremos más adelante, son capaces de percibir tanto las emociones, como cualquier cambio a nivel energético (también olores, movimientos, sonidos…). Siguiendo con las emociones, hay que destacar que ellos las viven de un modo muy diferente al de los humanos, ya que no las analizan, razonan ni hacen nada de lo que solemos hacer nosotros. Para ellos vendrían a ser como indicadores de lo que está sucediendo y, a su vez, como ya hemos comentado, un medio de comunicación. Por ejemplo, si un miembro de la manada se asusta, automáticamente reciben esa información el resto de miembros, entendiendo todos que hay un peligro (un motivo por el que asustarse) e iniciando una vía para la supervivencia como la huida. Una vez que la respuesta emocional ha pasado, vuelven a su estado de presencia.

El cerebro límbico (emocional) es el que más desarrollado está en el caballo, y lo está mucho más que en el hombre.

Cuando los humanos estamos con caballos formamos parte de su entorno y constantemente estamos desprendiendo información – y no podemos no hacerlo -. Los caballos, por tanto, reaccionarán a nuestra emoción. A esto se le llama Neurocepción. 

Los caballos también son capaces de distinguir muchísimas sustancias químicas (por ejemplo, si segregamos más serotonina, dopamina, adrenalina…) y también distinguen nuestros niveles energéticos, información facial, etc.

EL CAMPO ELECTROMAGNÉTICO

 

El campo electromagnético es un campo eléctrico magnetizado. La mayoría de los campos eléctricos libres o abiertos en el planeta Tierra están magnetizados debido a que ésta está imantada. Y todos tenemos un “polo norte” y un “polo sur” haciendo que la carga de electrones vaya de uno a otro en un movimiento rotatorio. Y esto mismo es lo que magnetiza el campo eléctrico del corazón. Por tanto, un campo eléctrico magnetizado tiene una longitud de onda mucho más larga. Las cargas eléctricas se pueden mover más por el espacio y volver.

Recordemos que la electricidad es energía y que la energía contiene información.

Los latidos del corazón, al ser pulsos eléctricos, generan un campo electromagnético mucho más amplio que el del cerebro. En humanos, estudios realizados con electromagnetogramas, han concluido que la media de la longitud de onda del campo magnético del corazón es de 60 cm, mientras que el campo magnético del cerebro se extiende a sólo 2,5 cm de la cabeza aproximadamente.

En los caballos, el campo magnético del corazón se extiende a una media de 5 mt., gracias a lo cual perciben mucha más información que los humanos. Sin embargo, podríamos decir que existen tres niveles de energía, por lo que aquí nos estaríamos refiriendo al primero - pudiendo alcanzar hasta un kilómetro, más o menos, el último en los caballos (a esa distancia también pueden, por ejemplo, oler a una yegua en celo) -. 

Es importante destacar aquí el descubrimiento, en la década de los sesenta, de la existencia de entre 40.000 y 50.000 neuronas en el corazón. Más tarde, se descubrió que, además, el corazón es el único órgano del cuerpo que envía información al cerebro y no únicamente la recibe. En el caso de los humanos, el 80% de la información es enviada desde el corazón al cerebro y solamente el 20% la envía el cerebro al corazón. 

Toda esta información que el corazón recoge a través de su campo electromagnético, la envía al cerebro a través del nervio vago y pasa directamente al sistema límbico (emocional), saltándose todas las barreras de procesamiento, de valoración racional. A esto le llamamos corazonadas o intuiciones.

Todos estos descubrimientos empiezan a explicar muchas cosas como, por ejemplo, la sincronía física entre las manadas de caballos. Los caballos también tienen nervio vago y el procedimiento es el mismo y su cerebro es básicamente límbico.

En función de la información que reciban los caballos, actuarán de un modo u otro. Una de las cosas que se ha dicho siempre de los caballos es que pueden anticiparse y reaccionar a acontecimientos, y éste, seguramente, sea el motivo.

También se ha demostrado que el campo electromagnético de un corazón se puede pasar, compartir e incluso contaminar con el campo electromagnético de otro que tengamos al lado.

Otro de los resultados de las investigaciones, han demostrado también que los pensamientos, actitudes y emociones crean señales que son transmitidas por el campo magnético del corazón.

Por tanto, nuestro estado de coherencia e incoherencia puede afectar a quienes están a nuestro alrededor, del mismo modo que los estados de los demás nos pueden afectar a nosotros. Exactamente igual que sucede con los caballos.

Muchas personas dicen que, el simple hecho de estar con caballos aporta paz, serenidad y bienestar. Lo que está sucediendo es una interacción entre campos.

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